Un árbol de Navidad artificial en una vitrina

Estas son todas las diferencias entre un árbol de Navidad real y uno falso

Los árboles falsos existen desde hace más tiempo de lo que imaginas, pero ¿qué diferencias hay con los de verdad en cuanto a sostenibilidad y salud?

En algunos países, los árboles de Navidad artificiales están eclipsando a los de hoja perenne. Algunos argumentan que los árboles falsos son más sostenibles porque pueden reutilizarse, pero los expertos dicen que es un poco más complicado.

Fotografía de Rebecca Hale, National Geographic
Por Brian Handwerk
Publicado 26 dic 2024, 12:01 CET

Ese inconfundible olor a hoja perenne. Las agujas caídas amontonándose sobre los regalos. Los árboles de Navidad recién cortados evocan recuerdos entrañables de Navidades pasadas.

Sin embargo, los árboles artificiales también han formado parte de estas fiestas durante siglos, evolucionando desde los diminutos árboles de metal hasta los sorprendentemente realistas árboles de plástico de hoy en día.

De hecho, en las últimas décadas se ha producido un cambio constante hacia los árboles artificiales. En los países anglosajones están modificando sus costumbres con cifras sorprendentes. El mayor cambio se ha producido en el Reino Unido, con un 61% de los adultos optando por colocar un árbol artificial (frente a sólo el 20% que se ha decantado por uno de verdad). Y según una encuesta realizada en 2024 por Statista Consumer Insights, este año también son más los estadounidenses que han elegido un árbol artificial, con una diferencia del 46% frente al 26%, los que supone un ligero descenso con respecto a hace dos años. En España, también es un debate casi anual y, aunque al año se venden casi 3 millones de abetos naturales y se exportan otros tantos, el árbol de Navidad artificial ocupa un lugar prominente en muchos hogares.

Pero, ¿por qué nos decantamos por los árboles artificiales y cómo se comparan con los de hoja perenne real en lo que respecta a la sostenibilidad e incluso a la salud? A continuación ahondamos en las preguntas más habituales sobre los árboles de Navidad de imitiación.

Bosque nevado de hoja perenne en las montañas Goodsir de la Columbia Británica (Canadá)

Vista aérea de un bosque nevado de hoja perenne en las montañas Goodsir de la Columbia Británica (Canadá). Los árboles de Navidad artificiales nacieron a finales del siglo XIX como respuesta a la preocupación por la deforestación.

Fotografía de Peter Essick, Nat Geo Image Collection

¿Por qué celebramos con árboles artificiales?

Al igual que los árboles de Navidad de verdad, los árboles artificiales nacieron en Alemania. Pero éstos nacieron por necesidad. “Los árboles naturales presentaban problemas y los inventores buscaron formas de resolverlos, de hacer algo mejor y de obtener un beneficio haciéndolo”, explica Chris Cascio, conservador del Museo y Biblioteca Hagley (Delaware; EE. UU.).

Uno de esos problemas era la deforestación, que había provocado la escasez de árboles de Navidad de verdad en el siglo XIX. Para alegrarse las fiestas, los alemanes crearon sus propios árboles colocando varillas metálicas a modo de ramas y adornándolas con plumas de pájaros, todo pintado de verde, por supuesto. Este primer prototipo de árbol de Navidad artificial pronto se extendió a la Inglaterra victoriana, Estados Unidos y otros países que celebraban el Yule, la celebración vikinga predecesora de la Navidad.

En todo el mundo empezaba a preocupar el peligro de incendios provocados por ramas secas. En 1899, el Minneapolis Times declaraba: “Ha llegado el momento de que algún inventor se ponga al frente con un árbol de Navidad de alambre que garantice un regalo para cada miembro de la familia y que sea absolutamente a prueba de incendios”.

En realidad, los inventores ya estaban manos a la obra. La primera patente estadounidense de un árbol artificial se concedió a August Wengenroth, de Troy, Nueva York, en 1882, pero este fue sólo uno de los muchos inventores de árboles de imitación que comenzaron a aparecer por todo el mundo.

Se crearon árboles de pega de todo tipo de materiales: troncos de madera o metal que podían sostener ramas reales cortadas o con toques artificiales como “follaje” de papel de aluminio verde, árboles hechos con pelo reutilizado o escobillas de alambre para la taza del váter, y “árboles de oropel” hechos de aluminio que incluso podían iluminarse con una rueda de colores que cambiaba de tonalidad al girar.

Pero a medida que la década de 1960 se desvanecía y bajaba el consumo de aluminio, el interés por los árboles realistas fue aumentando, y un hombre supo ver la oportunidad: el antiguo piloto de bombarderos de la Segunda Guerra Mundial Si Spiegel. Spiegel era maquinista en The American Brush Machine Company, que durante años había intentado sin éxito reutilizar sus cepillos para árboles de Navidad, hasta que Spiegel, utilizando árboles reales como modelos, dio por fin con el proceso.

Obtuvo su propia división de la empresa, llamada American Tree and Wreath, y en los años 70 ya producía 800 000 árboles al año, uno cada cuatro minutos. “No es sólo que diseñara la maquinaria para fabricar un árbol de mayor calidad, más rápido y con menos gastos. Lo hizo en el momento justo, cuando los estadounidenses estaban preparados”, explica Cascio.

(Relacionado: Estados Unidos y su entrañable obsesión por encontrar el árbol de Navidad perfecto)

¿Qué son más sostenibles, los árboles de verdad o los falsos?

Es posible que hayas oído alguna vez a gente hacer afirmaciones sobre qué tipo de árbol es realmente más ecológico: los árboles de verdad o los artificiales. Algunos sostienen que hay que comparar la huella de carbono de los árboles de verdad con la de los artificiales, que pueden utilizarse y reutilizarse durante décadas.

Pero los expertos dicen que el carbono es sólo una parte de esta historia navideña.

“Se calcula que en Estados Unidos hay unas 15 000 granjas de árboles de Navidad, casi todas de propiedad y gestión familiar”, afirma Bert Cregg, experto en producción de árboles de Navidad y silvicultura de la Universidad Estatal de Michigan.

más popular

    ver más
    Árbol de Navidad de aluminio en 1970

    Una joven sentada junto a su árbol de aluminio el día de Navidad de la década de 1970. Las primeras versiones de árboles de Navidad artificiales solían ser estas diminutas variedades de sobremesa.

    Fotografía de Martyn Evans, Alamy

    Cada año, esas explotaciones plantan muchos más árboles nuevos que los 25 ó 30 millones que se venden en Navidad, de modo que, en lugar de contribuir a la deforestación como ocurría en el siglo XIX, los árboles naturales hacen crecer bosques que albergan vida silvestre, protegen las cuencas hidrográficas, mantienen la tierra fuera del desarrollo y actúan como importantes absorbentes naturales de dióxido de carbono. Por estas razones, dice Cregg, la sostenibilidad ambiental, económica y social produce “un mate [hablando en términos de baloncesto] para los árboles reales”.

    En España, el sector de la producción de árboles de Navidad se centra en Cataluña, Navarra y el País Vasco, según un reportaje del El Confidencial  de diciembre de 2024. Más de la mitad de la producción anual se exporta a países como Reino Unido, Alemania o Francia.

    Mientras tanto, los árboles artificiales se fabrican con plásticos y metales y requieren procesos de producción que consumen mucha energía. Además, la mayoría se fabrican en China y luego se envían al extranjero.

    Su vida útil es mucho más larga que la de los árboles naturales de una sola temporada. Pero aún no está claro cuánto tiempo hay que tener un árbol artificial para salir ganando en su huella de carbono frente a la alternativa natural: las estimaciones oscilan drásticamente entre cinco años y dos décadas.

    “A menudo depende de las suposiciones que se hagan sobre cuántas veces se reutiliza el árbol falso y si se recicla el real”, dice Cregg. La mayoría de las comunidades tienen programas que convierten los árboles de verdad en mantillo o compost y existen programas de replantación. Mientras tanto, los árboles artificiales no son reciclables y acaban en un vertedero, aunque Mac Harmon, director general de Balsam Hill, empresa proveedora de árboles artificiales, afirma que espera encontrar una forma de reciclarlos en el futuro.

    Arbol de navidad real Vs. falso

    ¿Eres capaz de distinguir cuál de estas ramas procede de un árbol de Navidad de verdad y cuál es artificial? (Pista: las agujas de un árbol de verdad tienen las puntas redondeadas).

    Fotografía de Rebecca Hale, National Geographic

    ¿Deberías preocuparte por las sustancias químicas de tu árbol?

    La comunidad científica sigue descubriendo cómo los pesticidas, las sustancias químicas y los microplásticos dañan la salud, pero ¿es esto también aplicable a los árboles que llevamos a casa cada invierno? 

    Aún no existe una buena respuesta ni para los árboles de verdad ni para los artificiales. Pero sí sabemos algunas cosas.

    Durante sus años de crecimiento, los árboles de Navidad naturales son tratados con diversos herbicidas, pesticidas o fungicidas que están relacionados con diversos daños para la salud y el medio ambiente. Aunque todavía se desconoce mucho sobre sus posibles efectos en la salud, la Organización Mundial de la Salud ha calificado algunos de estos insecticidas como probables carcinógenos. Si te preocupan los posibles efectos de estos productos químicos agrícolas, puedes plantearte adquirir un árbol ecológico

    Por su parte, los árboles de Navidad artificiales suelen estar fabricados con cloruro de polivinilo (PVC), un plástico que contiene un grupo de sustancias químicas que alteran el sistema endocrino (llamadas ftalatos) que se utilizan para ablandar la vegetación artificial y dar esa sensación de realismo. La Agencia de Protección del Medioa Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha advertido de que una exposición elevada a los ftalatos puede estar relacionada con problemas de salud, incluidos los reproductivos y de desarrollo infantil, y la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo ha prohibido muchos ftalatos en juguetes infantiles. No obstante, aún no está claro qué riesgo se corre por el mero hecho de exhibir un árbol de Navidad cargado de ftalatos durante unas semanas al año, y los organismos reguladores estadounidenses no han impuesto hasta ahora ninguna restricción

    Del mismo modo, algunos árboles de plástico también contienen plomo tóxico, aunque las investigaciones demuestran que la exposición al plomo no suele ser un problema de salud importante en los árboles artificiales modernos.

    Pero no dejes que las preocupaciones te arruinen las fiestas. A la hora de elegir un árbol, Harmon afirma que no hay ninguna opción mala. “Nos encantan todos los árboles de Navidad”, afirma. “El mejor árbol de Navidad es el que celebras alrededor con amigos y familiares”.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

    más popular

      ver más
      loading

      Descubre Nat Geo

      • Animales
      • Medio ambiente
      • Historia
      • Ciencia
      • Viajes y aventuras
      • Fotografía
      • Espacio

      Sobre nosotros

      Suscripción

      • Revista NatGeo
      • Revista NatGeo Kids
      • Disney+

      Síguenos

      Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved