¿Quiénes fueron los nabateos, los constructores de "la ciudad perdida" de Petra?
Ad Deir, o el Monasterio, es una de las muchas fachadas de Petra talladas en piedra arenisca en Wadi Musa, Jordania.
Al entrar en Petra por el sinuoso desfiladero conocido como el Siq, los visitantes tienen la oportunidad de contemplar por primera vez el imponente edificio de Al Khazna, o el Tesoro, tallado en piedra arenisca de color rosado. Para muchos turistas, la visita a la antigua ciudad del suroeste de Jordania termina aquí. Pero lo cierto es que Petra tiene mucho más que ofrecer: más de 600 fachadas de piedra y una intrigante variedad de pistas sobre las personas que antaño habitaron esta mítica ciudad del desierto.
Petra fue la capital del pueblo nabateo durante cientos de años antes de que los romanos se anexionaran el reino hacia el año 106 A.D. El antiguo centro comercial llegó a albergar a decenas de miles de personas pero, para cuando llegó 1812, la población de la ciudad había disminuido considerablemente. Fue en este año cuando el aventurero suizo Johann Burckhardt se hizo pasar por un peregrino musulmán en busca la tumba del profeta Aarón, hermano de Moisés, consiguiendo convencer a un guía beduino para que le llevara a una ciudad que, hasta entonces, muchos occidentales pensaban que era un mito. Desde entonces, la fama de Petra ha crecido y hoy, entre sus logros, merece la pena destacar la inscripción de la UNESCO de las ruinas de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad en 1985, o el papel protagonista que tuvo la ciudad en la película de 1989 Indiana Jones y la Última Cruzada.
Petra sufre a veces tormentas de arena, cuyo tamaño y frecuencia pueden aumentar con el cambio climático.
"Si quieres visitar Petra, no puedes hacerlo sólo en un día", dice Zeyad Al-Salameen, arqueólogo de la Universidad Mohamed Bin Zayed de Humanidades de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). Desde lo alto de Umm al-Biyara, un yacimiento en la montaña más alta de Petra que contiene ruinas que datan de la Edad de Hierro, los visitantes pueden contemplar la calle principal que cruza la ciudad, la disposición de los templos y el bullicio de los turistas abajo. "Verás una ciudad viva delante de ti", dice Al-Salameen, un nativo de la zona que pasó su juventud explorando entre los templos, monumentos y casas de Petra.
Gran parte de la ciudad sigue sin excavar y los documentos que describen a los nabateos son escasos. "Los nabateos no dejaron registros escritos", afirma Megan Perry, antropóloga de la Universidad de Carolina del Este (Carolina del Norte, Estados Unidos). Pero los investigadores se las han ingeniado para obtener información sobre la vida en Petra a partir de escritos griegos y romanos, documentos comerciales grabados en papiros y las propias ruinas.
En toda Petra hay tumbas excavadas en acantilados de arenisca.
Un carruaje tirado por mulas a la entrada de Petra.
¿Quiénes fueron los constructores de Petra?
Como comerciantes, los nabateos servían de intermediarios entre los productores de mercancías del sur de Arabia, África y la India, y los consumidores griegos y romanos. Sus caravanas de camellos transportaban productos como incienso, especias y seda. Acumulaban riqueza a través de los impuestos: según un relato histórico, los nabateos gravaban las importaciones con un impuesto del 25%. "Esta riqueza se refleja en Petra", afirma Al-Salameen. De hecho, fue la que hizo posible la construcción de la gran ciudad, con sus templos, baños y calles columnadas".
La mayoría de los restos arqueológicos de Petra son tumbas, afirma Al-Salameen. Los nabateos debieron de prestar mucha atención al más allá. "Consideraban su vida como un viaje corto". Algunas tumbas están alojadas en elaboradas fachadas excavadas en la roca, como la del Tesoro, donde los arqueólogos hallaron una tumba con 12 esqueletos en 2024. Otras tumbas, en cambio, son tan sencillas como unos simples pozos tallados en la arenisca.
Algunas tumbas llevan inscripciones funerarias escritas en arameo, la lengua común de la época. Estas inscripciones enumeran quién puede ser enterrado en la tumba, los actos que se consideran violaciones de las tumbas y las penas o maldiciones contra los infractores, dice Al-Salameen. Otros yacimientos llevan inscripciones conmemorativas que actúan como una especie de libro de visitas para los viajeros y pueden incluir un nombre y una súplica a un dios.
Al Khazna, o el Tesoro, es sólo una de las muchas fachadas excavadas en las montañas de la antigua Petra.
Beduinos observan cómo un grupo de turistas admira Al Khazna.
Las inscripciones de Petra y otros lugares proporcionan información sobre la religión politeísta nabatea. Entre los dioses nabateos figuraban Dushara, el dios masculino supremo, y Allat, una deidad femenina, unos dioses cuya representación cambió con el tiempo, afirma Perry. Al principio, eran formas no humanas con forma de bloque que poco a poco se fueron antropomorfizando. Más tarde, Dushara se vinculó a Zeus, mientras que Allat se representaba como Afrodita. Aunque la influencia grecorromana es evidente, no está claro qué motivó el cambio en la representación de estos dioses.
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¿Cómo era la vida en Petra?
Los arqueólogos también han desenterrado información sobre lo que comían los nabateos, incluyendo una variedad de frutas, cereales y carnes. Las escrituras de compraventa en papiros proporcionan información sobre la agricultura de la época nabatea, según Al-Salameen. Otros indicios proceden de tumbas o salas de banquetes adyacentes que contienen restos de banquetes funerarios, como huesos de animales. "Tenemos muchas pruebas de que los nabateos celebraban banquetes", afirma Perry. Se cultivaban cosechas y árboles en una zona conocida como Beidha, al norte de Petra. Además, varios restos de comidas también han revelado que los habitantes de Petra comían pescado importado del Mar Muerto.
La población de Petra prosperó en un entorno desértico inhóspito gracias a un "sofisticado sistema de captación de agua destinado a recoger hasta la última gota", afirma Al-Salameen. Los nabateos canalizaban el agua desde manantiales situados fuera de la ciudad y excavaban canales en la roca para recoger el agua de lluvia. También construyeron presas y embalses para almacenar agua.
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Petra cuenta con más de 600 fachadas de piedra.
¿Por qué se abandonó Petra?
Muchos de los edificios de la ciudad quedaron arrasados tras un terremoto en el año 363 A.D. Siglos después, y por culpa de otro seísmo, la población de la ciudad continuó disminuyendo.
Estos terremotos dañaron la infraestructura hidráulica de Petra. "Fue una de las razones por las que la ciudad fue abandonada poco a poco", afirma Al-Salameen: los residentes se trasladaron a asentamientos cercanos a los manantiales.
¿Qué no sabemos de Petra?
La mayor parte de Petra, incluidas las viviendas, sigue sin excavar. "Hay cientos de preguntas que siguen esperando respuesta", afirma Al-Salameen. Los investigadores sienten curiosidad por algunas facetas de la vida cotidiana nabatea, como las relaciones entre las personas y las familias, cómo se ganaban la vida los habitantes de Petra y cómo interactuaban con sus dioses más allá de dejar ofrendas.
Los arqueólogos aún tienen mucho que aprender sobre una ciudad que antaño bullía de vida. Muchos de los edificios que albergaban a personas se derrumbaron junto con otros edificios seculares. Antes de que los terremotos dañaran la ciudad, Petra tenía probablemente unos 30 000 habitantes, dice Perry: "No son sólo las tumbas. No es una ciudad de muertos".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.