El cultivo de café sigue sembrando la esperanza en Caquetá, Colombia
Revivir una cultura de café de alta calidad capacita a los agricultores colombianos para construir un futuro mejor.
Las raíces ancestrales de Fernando Pedreros Muñoz se adentran en las remotas tierras altas de Colombia. Cultivar café no es tarea fácil, ya que implica dominar una planta nativa y salvaje, además de que controlar los complejos procesos del grano a la taza exigen mucho trabajo y resiliencia. Pero el esfuerzo merece la pena, ya que el singular terreno de la región (debido a la humedad, la altitud media y las bajas temperaturas) genera las condiciones perfectas para nutrir el arábica, una de las especies de café de mejor calidad. Para Don Fernando, no obstante, producir café en la finca de Caquetá donde creció ha sido más difícil de lo normal.
Durante cinco décadas, esta frondosa región del sur de Colombia quedó desestabilizada por el conflicto interno. La lucha y la inestabilidad en la zona casi habían conseguido desconectar Caquetá y a sus caficultores del resto del mundo. Las restricciones comerciales y los problemas de seguridad obligaron a algunos agricultores a cambiar su producción o, en ocasiones, a abandonar sus plantaciones. Don Fernando fue uno de los pocos que perseveraron, hasta que la firma del acuerdo de paz en 2016 permitió que el cultivo de café empezara lentamente su regeneración.
El caficultor de Caquetá Don Fernando siguió cultivando café en una región asolada por el conflicto. Desde que se restauró la paz, ha estado trabajando con Nespresso para reconstruir la rica cultura cafetera de la zona.
Para ayudar a los caficultores de Caquetá a revivir su cultura cafetera de una forma sostenible, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) se asoció con Nespresso y su Programa AAA Sustainable™ Quality. El objetivo era ayudar a los caficultores a desarrollar café de calidad, reforzar la producción y llevar el producto al mercado global.
Unos 1.000 caficultores de Caquetá participan hoy en día en este programa que les ofrece asistencia técnica, ventajas adicionales por obtener café de la mejor calidad y una ayuda continua por parte de agrónomos. Uno de ellos es Julián Andrés Velásquez, que ayuda a los productores de la zona. Desde que llegó de la ciudad, Julián ha visto muchos cambios positivos en la calidad de vida y la del café. Este agrónomo cree que el éxito se debe a la estrecha relación que mantiene con la comunidad a la que ha prestado ayuda. «Me quedo hasta tarde en las fincas de los caficultores, conozco a todos sus hijos, y a veces hasta a sus padres… Hemos creado una conexión y siento que de verdad me consideran un amigo», dice Julián. «Estas relaciones son mucho más que trabajo; son una asociación para seguir colaborando y conseguir un futuro mejor para todos». Este futuro mejor parece estar haciéndose ya realidad, y Julián percibe que cada vez más personas de la comunidad ven como una opción segura invertir en el café como medio de vida.
La región colombiana de Caquetá está considerada como una puerta a la Amazonia. Sus condiciones climáticas, la altitud y el terreno contribuyen a producir un café arábica único que sabe como ningún otro en el mundo.
Solo en el último año, Don Fernando ha observado grandes mejoras en su producción. Trabajar con Julián y Nespresso ha permitido a Don Fernando acceder a infraestructuras como la maquinaria necesaria para despulpar y fermentar el café, así como la formación para usar estos equipos de forma efectiva. Más allá de eso, por primera vez puede pensar en el futuro y comprar una segunda plantación de café que Julián le está ayudando a preparar, con la intención de producir café de calidad excepcional en dos o tres años. El éxito creciente de Don Fernando le ha convertido en una especie de altavoz que puede convencer a otros caficultores para que adopten nuevas prácticas. Ahora es todo un símbolo de triunfo en su comunidad y anima a otros productores a unirse al programa. «La gente es consciente de lo que ha logrado Don Fernando y le consideran una parte fundamental del programa de Nespresso. Se ponen en contacto con él para pedirle consejo», dice Julián.
Realmente parece que, aunque se hayan enfrentado a épocas turbulentas por su devoción a la cultura cafetera, los caficultores de Caquetá ahora disponen de los medios y el apoyo necesarios para ampliar, mejorar y planificar su futuro. Pueden confiar en que el café, al menos en su zona, volverá a tener una importante presencia.