Esta especie de hormiga rescata y cura a sus compañeras heridas
Un nuevo estudio determina que las hormigas matabele cuidan las unas de las otras con una tasa de éxito muy alta.
Las hormigas matabele o Pachycondyla analis, originarias del África subsahariana, asedian las colonias de termitas y devoran a cientos de ellas, soportando los mordiscos potencialmente mortales de las termitas soldado, más grandes que ellas. Pero lo que llamó la atención del mirmecólogo Erik T. Frank sobre ellas era que llevaban de vuelta al nido a las hormigas heridas durante un ataque, un descubrimiento que hizo en 2017.
Resulta que los rescates en el campo de batalla son solo parte de la historia. Al regresar al nido, las hormigas se turnan para cuidar de sus camaradas heridas sosteniendo la extremidad herida en su lugar con sus mandíbulas y sus patas delanteras mientras «lamen» la herida durante hasta cuatro minutos cada vez.
El descubrimiento es el primer caso en que se observa a un animal no humano cuidando de sus heridos de forma sistemática. Frank y sus colegas han descrito esta conducta en un estudio publicado ayer en Proceedings of the Royal Society B.
«No pensaba que las hormigas tuvieran un tratamiento tan sofisticado de los heridos, o que fuera necesario», contó Frank a National Geographic.
Frank, que en el momento de la investigación era estudiante de doctorado en la Universidad de Wurzburgo, Alemania, se preguntaba qué les ocurría a las hormigas una vez sus camaradas las llevaban bajo tierra. Frank y sus colegas en la estación de investigación del parque nacional de Comoé, al noreste de Costa de Marfil, crearon colonias artificiales con una cubierta transparente para que una cámara infrarroja pudiera grabar lo que ocurría en el interior.
Observaron que, una vez en el nido, las hormigas examinaban con cuidado a sus compañeras heridas, explorándolas con sus antenas con más frecuencia que a sus compañeras sanas.
Esta conducta resultó ser vital: el 80 por ciento de las hormigas heridas de forma experimental morían tras 24 horas si se quedaban solas. Pero si sus compañeras las cuidaban durante una hora, solo moría una décima parte. Curiosamente, el 80 por ciento sobrevivía sin tratamiento si las colocaban en un entorno estéril, así que Frank cree que las infecciones son la causa principal de muerte y esta conducta de «lamer las heridas» podría evitarlas.