Estas fotografías revelan un mundo en silencio
Playas vacías, calles tranquilas, niños durmiendo: los fotógrafos capturan un mundo acallado por el coronavirus.
Costa do Cacao, Brasil—El día que la fotógrafa Luisa Dörr sacó esta foto, la playa estaba desierta. «No había señales de presencia humana a la vista», cuenta. «Estaba sola. Estaba tranquila, limpia y llena de amor... no del humano, sino del natural».
Las ciudades están vacías. La música se ha silenciado. El aire se ha despejado. La Tierra se ha acallado.
La pandemia ha traído silencio, o al menos a algunos. Aún queda ruido en los hospitales llenos de pacientes con coronavirus y en las casas con niños confinados. Pero el silencio puede encontrarse en las calles sin coches, en los negocios cerrados y en esas veces en las que no hay lugar al que ir ni nada que hacer salvo escuchar los sonidos suaves que solía ahogar el bullicio de nuestras vidas.
Los fotógrafos, que están confinados como el resto, están capturando esos momentos de silencio, reflexión y claridad. En Nueva York, un fotógrafo con COVID-19 que vive solo advierte que la luz ilumina una foto de sus padres. En California, una pareja disfruta de un momento de soledad cerca del mar. En Polonia, una biblioteca parece más silenciosa que nunca. En España, un carrusel ornamentado se ha detenido.
¿Cómo vive la gente este nuevo silencio? Los fotógrafos de National Geographic y Magnum Photos te traen una perspectiva global de cómo afecta el coronavirus a los mundos que ven en sus casas y —desde la ventana— fuera de ellas.
Amán, Jordania—En el patio de un centro de beneficencia islámico, una mujer se cobija a la sombra y espera a que distribuyan ayuda humanitaria.
Nueva York, Estados Unidos— Un aparcamiento está lleno de taxis fuera de servicio. «Como neoyorquina de nacimiento, el silencio que vivimos ahora es algo inconmensurable, tranquilizador, surrealista y profundamente inquietante al mismo tiempo», cuenta la fotógrafa Celeste Sloman.
«Hoy la luz tomó caminos diferentes», cuenta el fotógrafo John Stanmeyer. «Uno de los muchos árboles frente a la ventana del salón me recordó que seguía ahí».
Nesoddtangen, Noruega—
Nueva York, Estados Unidos—
Las Vegas, Nevada, Estados Unidos—«He pasado muy poco tiempo en esta ciudad, pero mis experiencias siempre han sido extremas: opulencia, luces, multitudes, ruido», cuenta la fotógrafa Daniella Zalcman. «Es raro y un poco perturbador conducir por Las Vegas Strip sin ver el caos habitual».
Minneapolis, Minnesota—«Nunca dejaré de aprender la misma lección», dice el fotógrafo Alec Soth. «Una fotografía no representa una cosa; representa la luz que rebota en una cosa. Para asumir esta lección, solo hay que callarse y prestar atención».
Condado de Ventura, California, Estados Unidos—«Por descabellado que parezca, estar sentada tras una valla es lo más libre que me he sentido en los últimos meses», cuenta Alexis Frutos (de rojo). Frutos y Kailey Kames (tras ella) viven juntas con otras tres personas en un apartamento de Long Beach.
Londres, Inglaterra—«Fotografío las flores del jardín, del parque, principalmente porque me gustan las flores», cuenta el fotógrafo Chris Steele-Perkins. «Se las envío a mi mujer, que está en Japón, y le digo: “Mira, los rododendros han florecido en Dulwich Park” o “Los tulipanes están marchitándose”».
Nueva York, Estados Unidos—Antes de la pandemia, el fotógrafo Elias Williams solía oír a la gente pasar bajo la ventana de su piso del Bronx. «Como la mayoría de la gente está en casa, ocurre con poca frecuencia, lo que amplía el ruido del tráfico, las sirenas de las ambulancias y el débil timbre de las puertas que se cierran en los trenes del metro», cuenta.
Fécamp, Francia—Como hay pocos niños en las guarderías, hay muchos momentos de tranquilidad para contarles un cuento.
Florencia, Italia—«Normalmente, al pasear por Florencia escucharía el sonido de decenas de idiomas diferentes», cuenta el fotógrafo Gabriele Galimberti. «Durante dos meses, el silencio ha sido la banda sonora de mis paseos por la ciudad y solo lo rompe de vez en cuando la voz de un policía que me llama para preguntarme qué hago».
Rochester, Nueva York, Estados Unidos—«Por una parte, nunca hay mucho silencio en mi vida porque mis hijos están en casa todo el día», cuenta el fotógrafo Gregory Halpern, que sacó esta foto de su hija de seis años. «Por otra, tengo una sensación de tranquilidad más profunda que nunca había sentido».
Cracovia, Polonia—La sala de lectura principal de la biblioteca de la Universidad Jaguelónica nunca había estado tan tranquila.
Setubal, Portugal—«Nuestro ritmo ha cambiado», cuenta el fotógrafo Matthieu Paley. «Todas las idas y venidas para visitar a los amigos, para ir a clases de guitarra o de dibujo, etc., todo eso ha parado».
Atenas, Grecia—«Tras todos estos años viviendo en Atenas, siento que la ciudad ha cambiado drásticamente en pocos días», cuenta el fotógrafo Enri Canaj. «Reina una sensación de melancolía, como si la energía de la ciudad estuviera desvaneciéndose lentamente».
Montreal, Canadá—«El silencio no siempre viene acompañado de pena o tristeza», dice el fotógrafo Zied Ben Romdhane. «En mi entorno, lo siento más como una invitación para reflexionar sobre qué es esencial para traer alegría o al menos tranquilidad a la vida de alguien».
Delhi-Territorio de la Capital Nacional, India—«Tras seis semanas en casa, por fin salí para hacerme una idea de qué estaba pasando en las inmediaciones de mi casa», cuenta la fotógrafa Smita Sharma. En una intersección que antes era muy concurrida, se topó con un trabajador migrante que vendía verduras. «Sentí un silencio extraño».
Miami, Florida, Estados Unidos—El Celebrity Equinox, que se refleja en un charco de lluvia, está vacío salvo por los miembros de la tripulación, que limpian y mantienen el enorme crucero.
París, Francia—Las palomas rodean a las únicas personas que hay en la plaza vacía del Louvre.
Petaluma, California, Estados Unidos—«La mujer que está tomando el sol vino de Berkeley para rodearse del silencio de la naturaleza en esta playita de guijarros junto al río Russian», cuenta el fotógrafo Jim Goldberg. «Pocos coches pasan por el puente que hay sobre ella. Los únicos sonidos que se escuchan son las aves y el murmullo del agua».
Milán, Italia—«En estos días de cuarentena, paso mucho tiempo con mi hijo», cuenta el fotógrafo Andrea Frazzetta. «El silencio solo vuelve a casa cuando se duerme. Hoy me contó que había tenido un sueño precioso: sus propios juguetes le hablaron».
Kuala Lumpur, Malasia—«Por la tarde, los truenos avisan de un chaparrón tropical inminente mientras los relámpagos iluminan el cielo oscuro durante un instante», cuenta el fotógrafo Ian Teh. Tras la lluvia, el olor dulce de las hojas mojadas entra por la ventana y el aire se siente frío al entrar en contacto con la piel».
Bucerías, México—El fotógrafo César Rodríguez estaba paseando por la playa cuando una mujer a caballo lo adelantó». «Tenía el viento en contra, así que no escuché el trote del caballo», cuenta. «Apareció y se fue de repente, como un espejismo».
Silver Spring, Maryland, Estados Unidos—«Como pasan pocos coches por una carretera que normalmente estaría llena, hemos empezado a escuchar el coro de las aves cantoras que migran por la zona cerca de nuestra casa», cuenta el fotógrafo Greg Kahn. «Con los gorjeos como banda sonora, mi hija de tres años pasa el tiempo en silencio usando las ventanas como lienzo».
Thokoza, Sudáfrica—Incluso durante el confinamiento por la pandemia, «este es el único lugar realmente tranquilo del municipio», cuenta el fotógrafo Lindokuhle Sobekwa. «También es donde enterramos a mi padre».
Nueva York, Estados Unidos—«Saqué esta foto durante los primeros días del confinamiento en Nueva York», cuenta el fotógrafo Peter Van Agtmael. «Intentaba afrontar la rareza de una ciudad vacía, sabiendo que lo peor aún estaba por llegar».
Barcelona, España—Carlos Hernández (izq.) y Rocío Cano, periodistas de una cadena local, informan desde las playas vacías de la ciudad.
Madrid, España—«Con 6,5 millones de habitantes, la ciudad está callada y vacía», cuenta la fotógrafa Cristina García Rodero. «Solo se escuchan los sonidos de algunos coches o los pasos de la gente que se dirige a los supermercados y las farmacias».
Brighton, Inglaterra—Un rincón soleado ayuda a Chilli, la hija del fotógrafo Mark Power, a seguir trabajando en su grado en bellas artes pese al confinamiento.
Milán, Italia—«Mientras me duchaba, me percaté de que algo se movía a mi izquierda», cuenta la fotógrafa Camilla Ferrari. «Era mi reflejo en la superficie húmeda de la cabina de ducha. Me sentí menos sola».
Topanga Canyon, California, Estados Unidos—«Las malas hierbas están apoderándose de una de nuestras sillas de jardín», cuenta la fotógrafa Karla Gachet. «Esto me recuerda que el tiempo pasa, aunque los días parezcan fundirse y nos sintamos suspendidos, aguardando a la normalidad».
Teherán, Irán—«Normalmente, esta es una de las calles más concurridas de nuestro barrio», cuenta la fotógrafa Newsha Tavakolian. «Hay atascos, pasan buses y la gente sortea el tráfico. Nunca pensé que vería esta calle tan tranquila».
Wellfleet, Massachusetts, Estados Unidos—«Aislado en Cape Cod, vago por las playas desiertas y silenciosas de la ciudad de mi infancia siguiendo los movimientos sutiles del tiempo y la marea, el viento y el agua», cuenta el fotógrafo Alex Webb.
La actual crisis de la COVID-19 ha restringido los movimientos de la mayoría de los fotógrafos Magnum. En el marco de una respuesta general encabezada por los fotógrafos, una nueva serie llamada “Diario de una pandemia” presentará nuevas imágenes selectas y "Conversaciones en cuarentena" presentará a los fotógrafos Magnum en diálogos francos y sin editar sobre su trabajo, los temas actuales y todo lo que hay entre medias. Sigue Magnum Photos en Instagram.Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.